Jamás he estado en las Pribilof, esas islas del Mar de Bering hacia las que ponían proa en la maravillosa película El Mundo en sus Manos de Raoul Walsh. De momento me he quedado en la Alaska continental. Pero esa frase exclamada al frío viento del océano en el celuloide de 1952 siempre me ha sugerido las aventuras y emociones que, de alguna manera, intento encontrar en mis viajes.

jueves, 19 de abril de 2012

PLAYA EN BLANCO Y NEGRO (REYNISFJARA, ISLANDIA)

 

Una playa en blanco y negro.
De aguas de acero y olas chirriantes.
De arena oscura y arena helada.
De piedras pulidas como pastillas de jabón.
De arcos sin puerta.
De trolls convertidos en piedra jugando con el agua.
De tubos de órgano soplados a pleno pulmón.
De guantes, gorros y bufandas.
De dedos entumecidos y narices rojas.
De gritos y alas de gaviotas.
De frío intenso y ojos como platos.
De viento sólido que porta noches de luces verdes.
Una playa de bañadores olvidados.

(Reynisfjara y Dirhólaey, diciembre de 2011)






(c) Copyright del texto y de las fotos: Joaquín Moncó

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