Una playa en blanco y negro.
De aguas de acero y olas chirriantes.
De arena oscura y arena helada.
De piedras pulidas como pastillas de jabón.
De arcos sin puerta.
De trolls convertidos en piedra jugando con el agua.
De tubos de órgano soplados a pleno pulmón.
De guantes, gorros y bufandas.
De dedos entumecidos y narices rojas.
De gritos y alas de gaviotas.
De frío intenso y ojos como platos.
De viento sólido que porta noches de luces verdes.
Una playa de bañadores olvidados.
(Reynisfjara y Dirhólaey, diciembre de 2011)
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