Jamás he estado en las Pribilof, esas islas del Mar de Bering hacia las que ponían proa en la maravillosa película El Mundo en sus Manos de Raoul Walsh. De momento me he quedado en la Alaska continental. Pero esa frase exclamada al frío viento del océano en el celuloide de 1952 siempre me ha sugerido las aventuras y emociones que, de alguna manera, intento encontrar en mis viajes.

martes, 28 de febrero de 2012

REFLEXIONES DE INVIERNO AUSENTE: BISAURÍN, CARA NORDESTE


Arista y cumbre del Bisaurín (2670 m)

Cuando el invierno se disfraza de triste primavera
Cuando el crudo febrero se viste de mayo tardío
Cuando el frío siberiano se transmuta en calor tropical
Cuando los gorros y los guantes duermen en la mochila
Cuando la pared se tiñe de roca y el hielo en ausencia
Cuando las nieves se filtran entre las piedras y vuelan con el viento
Cuando la cuerda y los hierros no salen de su guarida
Cuando el plan B se convierte en C y de milagro
Cuando el horizonte se abre en sol estival y cientos de almenas
Cuando cada cumbre tiene un nombre y sólo una bajo los pies
Cuando la noche sobre el asfalto y bajo las estrellas es apenas un recuerdo
Cuando aún conservas en la mirada el guiño secreto de Regulus en Leo
Cuando el verano se acerca a pasos de gigante
Cuando las estaciones se voltean y la astronomía fracasa
Cuando las grullas regresan al norte antes de tiempo en bandadas afiladas
Cuando otro invierno pasa y casi no es invierno

(Pirineos, 25 de febrero de 2012) 

Acercándonos al collado de Secús
La cara norte del Bisaurín vacía de nieve y hielo
En la vía normal de la cara NE con el Midi al fondo
Saliendo de la canal hacia el sol
Al fondo: Midi, Palas, Balaitús, Infiernos. En primer plano la punta de las Fetas

(c) Copyright del texto y de las fotos: Joaquín Moncó

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