Jamás he estado en las Pribilof, esas islas del Mar de Bering hacia las que ponían proa en la maravillosa película El Mundo en sus Manos de Raoul Walsh. De momento me he quedado en la Alaska continental. Pero esa frase exclamada al frío viento del océano en el celuloide de 1952 siempre me ha sugerido las aventuras y emociones que, de alguna manera, intento encontrar en mis viajes.

lunes, 20 de diciembre de 2010

PENITENCIA (CORDILLERA BLANCA, PERÚ)



 Quien bautizara con el nombre penintentes a estas curiosas formaciones de hielo originadas por el viento y los cambios de temperatura no podía haber elegido uno mejor. Porque tratar de avanzar entre o sobre ellos camino de una cumbre es una buena penitencia para todos los pecadores. Como un castigo eterno impuesto por los dioses como el de Sísifo, Tántalo, Ixión o Prometeo. Caminar para siempre sobre un mar de agujas petrificadas, un océano de lágrimas congeladas en un llanto blanco, un  dédalo de laberintos que conducen al mismo punto. Por suerte, al final se encuentra la salida, basta con seguir el hilo.

Y éstos eran pequeños, que los hay de varios metros..., pero ésos deben de ser para las almas sin salvación.

(Agosto de 2005 en ascensiones en la Quebrada Rurec y la Quebrada Legiacocha)




 



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PENANCE  (CORDILLERA BLANCA, PERU)

Who christened "penitentes" (penitents) these peculiar ice formations caused by wind and temperature changes could not have picked a better name. Because trying to move forward among or on them on the way to a summit is a great penance for all sinners. As an eternal punishment imposed by the gods such as Sisyphus, Tantalus, Ixion, or Prometheus. Walking forever on a sea of petrified needles, an ocean of tears frozen in a white weeping, a maze of labyrinths leading to the same point. Luckily, at the end is the exit, just follow the thread.

These were small, there are others several meters high... but those must be for souls without salvation.

(August 2005, climbing in Quebrada Rurec and Quebrada Legiacocha)



(c) Copyright del texto y de mis fotos: Joaquín Moncó

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