Jamás he estado en las Pribilof, esas islas del Mar de Bering hacia las que ponían proa en la maravillosa película El Mundo en sus Manos de Raoul Walsh. De momento me he quedado en la Alaska continental. Pero esa frase exclamada al frío viento del océano en el celuloide de 1952 siempre me ha sugerido las aventuras y emociones que, de alguna manera, intento encontrar en mis viajes.

jueves, 10 de febrero de 2011

PROAS DE PIEDRA (PHI PHI, TAILANDIA)



En el mar de Andamán los barcos se vuelven piedra. 

Los galeones de altos mástiles, hogar de corsarios, bucaneros y filibusteros, pierden poco a poco, a golpe de ola y tifón, su piel rugosa de alga y molusco, de aleta de tiburón y caparazón de tortuga, mutando su casco de madera podrida en vetas de roca, alma de arena. Los palos se tornan columnas de tierra seca, las amuras asemejan caminos imposibles, el castillo de popa es un acantilado agujereado de nidos, el máscaron de proa un salto temerario. Y los piratas sueñan en las profundidades la leve vigilia del pez león, del tiburón tigre.

En el mar de Andamán, las islas Phi Phi se retuercen entre selva y océano alzando las proas inmensas de sus navíos telúricos contra el viento de los trópicos. Koh Phi Phi Don estrecha su cintura de avispa entre dos mares turquesas. Koh Phi Phi Leh despierta de su letargo ante el acoso salvaje de invasores que sitian Maya Beach cada mañana.

En el mar de Andamán las Phi Phi son un sueño de verano convertido en piedra, agua y flores.

(Islas Phi Phi, noviembre de 2010)








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STONE PROWS  (PHI PHI, THAILAND)

In the Andaman Sea, the ships become stone.

The galleons of tall masts, home of pirates, buccaneers and freeboaters, lose little by little, by wave and typhoon, its rough skin of seaweed and mollusk, of shark fin and turtle shell, turning their rotten wooden hull into rock veins, soul of sand. Masts become dry earth columns, bows resemble impossible paths, the poop deck is a nest-riddled cliff, the figurehead is a daredevil jump. And the pirates dream deep in the slight wakefulness of the lionfish, of the tiger shark.

In the Andaman Sea, Phi Phi islands writhe between forest and ocean raising the huge prows of their telluric vessels against the tropical winds. Koh Phi Phi Don narrows its wasp waist between two turquoise seas. Koh Phi Phi Leh awakens from its slumber to the harassment of savage invaders besieging Maya Beach each morning.

In the Andaman Sea, Phi Phi islands are a summer dream turned into stone, water and flowers.

(Phi Phi Islands, November 2010)


(c) Copyright del texto y de las fotos: Joaquín Moncó

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