Jamás he estado en las Pribilof, esas islas del Mar de Bering hacia las que ponían proa en la maravillosa película El Mundo en sus Manos de Raoul Walsh. De momento me he quedado en la Alaska continental. Pero esa frase exclamada al frío viento del océano en el celuloide de 1952 siempre me ha sugerido las aventuras y emociones que, de alguna manera, intento encontrar en mis viajes.

martes, 7 de junio de 2011

OLA HELADA




Cabalgando en la ola helada
en un instante detenido del tiempo
como en un cuadro japonés
donde cada cristal es un laberinto infinito
de espacio y de electrones
en la punta de mis pies y de mis dedos
fotones petrificados
que convierten en polvo el horizonte
en duda sólida azul
en agua lenta donde me disuelvo




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FROZEN WAVE

Riding the frozen wave 
in an stopped moment of time 
like in a Japanese painting 
where each crystal is an infinite maze 
of space and electrons 
at the tip of my toes and my fingers 
petrified photons 
turning the horizon into dust 
into solid blue doubt 
into slow water where I dissolve


(c) Copyright del texto y de las fotos: Joaquín Moncó

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