Jamás he estado en las Pribilof, esas islas del Mar de Bering hacia las que ponían proa en la maravillosa película El Mundo en sus Manos de Raoul Walsh. De momento me he quedado en la Alaska continental. Pero esa frase exclamada al frío viento del océano en el celuloide de 1952 siempre me ha sugerido las aventuras y emociones que, de alguna manera, intento encontrar en mis viajes.

martes, 13 de diciembre de 2011

BAJO EL SIGNO DE CAPRICORNIO (NAMIBIA)



Volviendo a imitar al arte, la naturaleza me regala una nueva visita a un album de Pratt siguiendo los pasos del marino de oreja perforada.

La luz dorada del primer sol sobre el horizonte ilumina de asombro mi cara y el cartel junto a la carretera desolada en medio de ninguna parte. En vano busco por el suelo la línea de trazos discontinuos que ensarta los mapas entre los bordes de la hoja. Aquí sólo hay tierra roja, hierba rubia y cielo azul. Quizás por la noche el techo austral dibuje sobre el páramo los cuernos curvos de la constelación pero no me quedo a comprobarlo. Hay camino por hacer. Namibia continúa.

(Namibia, agosto de 2011)



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UNDER THE SIGN OF CAPRICORN  (NAMIBIA)

Imitating art again, nature gives me a return visit to a Pratt's album in the footsteps of the pierced-eared sailor.

The golden light of the first sun above the horizon illuminates in wonder my face and the sign next to the desolate road in the middle of nowhere. In vain I look on the ground for the dashed line that threads the maps between the edges of the sheet. Here there is only red dirt, blond grass and blue sky. Perhaps at night the austral roof draws on the moor the constellation's curved horns but I have to go now. There is way ahead. Namibia continues.

(Namibia, August 2011)


(c) Copyright del texto y de las fotos: Joaquín Moncó

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