Jamás he estado en las Pribilof, esas islas del Mar de Bering hacia las que ponían proa en la maravillosa película El Mundo en sus Manos de Raoul Walsh. De momento me he quedado en la Alaska continental. Pero esa frase exclamada al frío viento del océano en el celuloide de 1952 siempre me ha sugerido las aventuras y emociones que, de alguna manera, intento encontrar en mis viajes.

martes, 20 de julio de 2010

CABALLOS EN LA NIEBLA: MIDI D'OSSAU


Midi d'Ossau desde el Soum de Pombie

 El Midi d’Ossau. No hace falta decir más. Una de las montañas más bellas del Pirineo, francés en este caso, y la preferida de muchos. Montaña emblemática, por lo extraña y diferente, por sus líneas mágicas que lanzan hechizos a quien las observa, por sus puntas y baluartes, las crestas y rocas amarillas, sus escaladas y trepadas, las tres chimeneas clásicas al alcance de la mano, el fotogénico corredor de La Fourche que desgaja el Petit Pic del Grand Pic, el descomunal Pombie-Souzon, los frondosos prados que lo rodean, los imponentes caballos que lo guardan.

He tenido que esperar hasta este mes de julio para hincarle el diente al gran diente volcánico pues por una razón u otra aún se había resistido a mis botas y manos. Sueño de verano entre nieblas matutinas que se agarraron a los valles en derredor modelando un mar de nubes blanco que no se retiró en toda la jornada. Soum de Pombie con los primeros rayos asaltando desde el horizonte quebrado, bajada al refugio y por la línea delicada que se arrastra por las praderías alcanzamos el col de Souzon desde donde contemplamos la obra que nos aguarda.

Trepando por la segunda chimenea

Tres chimeneas que esculpen una de las grandes clásicas pirenaicas y nos elevan hasta la cruz y, tras cruzar por Rein de Pombie, la cima doble. 2884 metros sobre el nivel del mar y algunos menos sobre el otro mar que acorrala al Midi como un galeón desmadejado en el océano. Un mar de nubes que se extiende por los valles y del que brotan dientes oscuros y afilados como arrecifes, nanutaks en un ártico estival. La tormenta sigue acechando en las cumbres vecinas que amontonan los cúmulos kilométricos de los que se libra el Midi d’Ossau.

Vistas desde la cima hacia la cumbre secundaria

Durante el descenso el panorama se irá aclarando sobre nuestras cabezas prologando el domingo espectacular que lucirá al día siguiente mientras a nuestros pies las nubes siguen arremolinándose. Destrepes y rápeles nos dejan a pie de montaña compartiendo la viandas con una marmota. De regreso, desde el Soum de Pombie nos adentramos en la niebla gris de la que surgen de improviso gigantescos caballos fantasmales. Día nublado y triste en los valles franceses, esplendorosa cumbre para nosotros.

(Midi d'Ossau, 17 de julio de 2010)

Mar de nubes a los pies del Midi



(c) Copyright del texto y de las fotos: Joaquín Moncó

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