Jamás he estado en las Pribilof, esas islas del Mar de Bering hacia las que ponían proa en la maravillosa película El Mundo en sus Manos de Raoul Walsh. De momento me he quedado en la Alaska continental. Pero esa frase exclamada al frío viento del océano en el celuloide de 1952 siempre me ha sugerido las aventuras y emociones que, de alguna manera, intento encontrar en mis viajes.

miércoles, 14 de julio de 2010

TREE CLIMBING (PANGANE, MOZAMBIQUE)



Tree climbing o escalada libre en palmera.
Free climbing en la playa.
Trepando a los árboles como los monos sobre la arena salada y la sombra de los cocos.
A dos pasos del agua pálida y transparente del Océano Índico.
Un playa imaginada en el borde de Mozambique, donde la costa swahili se curva hacia el fin de Africa.
Un alto en el camino donde apenas llega el eco de las islas Quirimbas mar adentro.
Tan sólo océano, sol, un partido de fútbol y las decenas de sonrisas blancas tatuadas en las caras de los niños.
La constelación del Escorpión tejiendo el cielo tintado a la luz del fuego y Antares rojo bajo el párpado.
Intensamente Pangane.

(Pangane, Mozambique, agosto de 2008)



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TREE CLIMBING  (PANGANE, MOZAMBIQUE)

Tree climbing or free climbing on palm tree.
Free climbing on the beach.
Climbing trees like monkeys on the salty sand and by the shade of the coconuts.
Close to the pale and transparent water of the Indian Ocean.
An imagined beach on the edge of Mozambique, where the Swahili coast bends toward the end of Africa.
A stop on the road where hardly gets the echo of the Quirimbas islands offshore. 
Just ocean, sun, a football match and dozens of white smiles tattoed on the faces of children.
The constellation of Scorpius weaving the tinted sky by the firelight and red Antares under the eyelid.
Intensely Pangane.

(Pangane, Mozambique, August 2008)



(c) Copyright del texto y de las fotos: Joaquín Moncó

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