Los cinco grandes.
Así denominaron los hombres de antes, rifle en mano, a los cinco grandes trofeos que debían colgar sobre sus chimeneas y sobre su conciencia. Las cinco fieras de la sabana africana que tenían que abatir a base de plomo para que su orgullo y concepto de la vida no se tambaleara lo más mínimo. Cinco cadáveres que dejar a su paso.
Así denominaron los hombres de antes, rifle en mano, a los cinco grandes trofeos que debían colgar sobre sus chimeneas y sobre su conciencia. Las cinco fieras de la sabana africana que tenían que abatir a base de plomo para que su orgullo y concepto de la vida no se tambaleara lo más mínimo. Cinco cadáveres que dejar a su paso.
Afortunadamente, salvo algunos recalcitrantes de cuello duro, la gran cacería ha tornado los cañones por objetivos y los gatillos por disparadores. Ahora los cinco grandes siguen cayendo bajo los disparos a discreción de las cámaras fotográficas y los zoom. Cinco trofeos no fáciles de conseguir y que forman parte del game drive y todas sus consecuencias.
Elefante, búfalo, rinoceronte, león y leopardo. Cinco a los que bien se podría sumar otros, pero que son los cinco canónicos (o nikónicos) del catálogo de un Allan Quatermain del siglo XXI.
Tuve la inmensa suerte de cruzar mi camino con todos y cada uno de ellos en un mismo viaje por el corazón africano, siempre cuando menos lo esperaba, como si me concediera graciosamente el honor de observarlos por un instante fugaz antes de volver a perderse en la nada. Incluso el esquivo y hermosísimo leopardo, en el último momento. Fue en agosto de 2008, en los parques de North Luangwa (Zambia) y Selous (Tanzania).
Elefante, búfalo, rinoceronte, león y leopardo. Cinco a los que bien se podría sumar otros, pero que son los cinco canónicos (o nikónicos) del catálogo de un Allan Quatermain del siglo XXI.
Tuve la inmensa suerte de cruzar mi camino con todos y cada uno de ellos en un mismo viaje por el corazón africano, siempre cuando menos lo esperaba, como si me concediera graciosamente el honor de observarlos por un instante fugaz antes de volver a perderse en la nada. Incluso el esquivo y hermosísimo leopardo, en el último momento. Fue en agosto de 2008, en los parques de North Luangwa (Zambia) y Selous (Tanzania).
Elefante africano retando al vadear un río en North Luangwa (Zambia) (Loxodonta africana) |
Búfalo inquieto en North Luangwa (Zambia) (Syncerus caffer) |
Rinoceronte negro en el santuario de North Luangwa (Zambia), un privilegio al borde del camino, un fantasma (Diceros bicornis) |
Unas familias de leones (padres, madres y críos) se cruzan por delante bajo el sol abrasador de Selous (Tanzania) (Panthera leo) |
Y por último, el elegante leopardo, casi invisible, me concedió este instante mágico e inolvidable en Selous (Tanzania) (Panthera pardus) |
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THE BIG FIVE (ZAMBIA AND TANZANIA)
The Big Five.
So called men of old, gun in hand, the five major trophies to be hanging over their fireplaces and their conscience. The five beasts in the African savanna that they had to shoot down with lead so that their pride and notion of life does not stagger the least. Five corpses to leave behind.
Fortunately, except for some stiff collar stubborns, the great hunt has turned the guns into lenses and triggers into shutter release. Now the big five are still falling under fire at will of the cameras and zoom. Five trophies that are not easy to obtain and that are part of the game drive and all its consequences.
Elephant, buffalo, rhino, lion and leopard. Five to whom others could be added, but which are the "Canonic" or "Nikonic" five in a XXI century Allan Quatermain catalog.
I had the great good fortune to cross my path with each and every one of them in one trip through the heart of Africa, when I least expected, as I was graciously granted the honor of watching them for a fleeting moment before disappearing into the nothing in the last minute. Even the elusive and beautiful leopard. It was in August 2008, in the parks of North Luangwa (Zambia) and Selous (Tanzania).
So called men of old, gun in hand, the five major trophies to be hanging over their fireplaces and their conscience. The five beasts in the African savanna that they had to shoot down with lead so that their pride and notion of life does not stagger the least. Five corpses to leave behind.
Fortunately, except for some stiff collar stubborns, the great hunt has turned the guns into lenses and triggers into shutter release. Now the big five are still falling under fire at will of the cameras and zoom. Five trophies that are not easy to obtain and that are part of the game drive and all its consequences.
Elephant, buffalo, rhino, lion and leopard. Five to whom others could be added, but which are the "Canonic" or "Nikonic" five in a XXI century Allan Quatermain catalog.
I had the great good fortune to cross my path with each and every one of them in one trip through the heart of Africa, when I least expected, as I was graciously granted the honor of watching them for a fleeting moment before disappearing into the nothing in the last minute. Even the elusive and beautiful leopard. It was in August 2008, in the parks of North Luangwa (Zambia) and Selous (Tanzania).
(c) Copyright del texto y de las fotos: Joaquín Moncó
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